Hot Chip rompe su silencio con un disco de “buen rollo”

Hace algo más de una década, la prensa anglosajona se hacía eco de The Warning, el segundo lanzamiento de larga duración de los Hot Chip. El álbum contenía un rompepistas titulado Over and Over, del que la crítica dijo que sonaba inquietantemente similar a lo que Paul McCartney hubiera escrito de haber prestado atención a la música que escuchaban los jóvenes en su época. El año que viene, la banda británica celebrará el 20 aniversario de su fundación y su voz principal, Alexis Taylor, cumplirá los 40. Por eso, el teclista Owen Clarke bromea con el también cantante Joe Goddard, sentado a su lado. “Caray, ¿cómo puede ser? ¿No te has muerto todavía? ¡Puedo verte! Un momento, ¿eso significa que voy a palmarla?”. Ambos ríen. Estos excéntricos veteranos del pop no solo se resisten a morir, sino que han regresado, tras cuatro años de parón, con un nuevo trabajo, publicado este mes.

El título del álbum, explica Goddard, viene dado por la canción homónima compuesta por Taylor: A Bath Full of Ecstasy (Un baño lleno de éxtasis). ¿Reminiscencias lisérgicas? “No”, responde el cantante. “Él [por Taylor] nunca se ha puesto de éxtasis, aunque yo sí que lo hice y lo disfruté. En todo caso, no es el motivo por el que Alexis tituló la canción así, tiene más que ver con el sentimiento que con la droga”, explica. “Queríamos una canción —y un disco, por extensión— que sonase simpática, positiva, inclusiva”. La reivindicación del pop electrónico de Hot Chip se reduce a proclamas como esta y como “no hay Dios, no hay luz” (No God, del nuevo álbum), pero eso no significa que no les preocupen, por ejemplo, los derechos del colectivo LGTBQ o la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. “Cada vez hay más libertad sexual en nuestro país. Socialmente, las cosas se están moviendo en la dirección correcta, aunque con lentitud. Políticamente, no. El Brexit lo ha paralizado todo”, lamenta Goddard. “Hay problemas enormemente graves, mucho por hacer y eso es lo que lo detiene”.

Gracias a Katy Perry

«Honestamente, nos reunimos gracias a Katy Perry», explica el cantante y compositor Joe Goddard. Alexis Taylor había publicado un disco de piano pop, Beautiful Thing y Goddard, por su parte, había lanzado Electric Lines. Lo único que cruzó sus carreras durante estos cuatro años, fue aparecer en los créditos de Witness, el último disco de la cantante estadounidense Katy Perry, como los compositores de Into Me You See. «Nos juntamos unos días y escribimos muchísimo, hicimos temas con sonoridades de todo tipo. Algunos acabaron en su álbum y otros en el nuestro». En España, podrán ser escuchados en directo en tres fechas. El 4 de julio actuarán en el Vida Festival de Vilanova i la Geltrú (Barcelona) y el 13 del mismo mes en el BBK Live de Bilbao. Hot Chip hará una última parada en la discoteca Pachá, en Ibiza, el 31 de agosto.

En esta ducha “de unidad, optimismo y felicidad colectiva” cristaliza la base por la que Hot Chip alcanzó su fama: una línea de sonido frío y sintético que, sin embargo, da lugar a melodías coloridas y ritmos pop electrónicos. El primer sencillo es Hungry Child, un tema housero con la voz apocada de Goddard. Melody of Love se desvía hacia otro lado más brillante y “de buen rollo”. Las incursiones de los sintetizadores sugieren evolución sobre la revolución. “Nosotros no intentamos hacer solo algo nuevo, porque cuando la prioridad de una banda es crear algo nuevo, a veces, acaban haciendo música horrible”, sentencia Goddard. “Nuestra prioridad es hacer que nuestra música dure, si es posible. Eso no significa que no hayamos añadido elementos nuevos a nuestra producción, solo que no es nuestra prioridad”.

Owen Clarke sale de su pasajera abstracción. “¿Lo has pensado alguna vez?”, le pregunta a su compañero. Y el teclista continúa, mientras se retuerce sobre el sofá y coloca las manos sobre sus mejillas, simulando que le afecta su propia revelación: “Estamos pasados de moda, ¡no somos trendy!”. Acto seguido, se parte en dos de risa. Ahora lo que está de moda son el trap y el reguetón. “Es realmente triste: ya no somos esa banda retro a la que todos se quieren parecer”, bromea, “pero hacemos música que es contemporáneamente posible”. Lo que suena en las discotecas es lo que ellos escuchan y absorben. Goddard asiente, pero matiza: en su iPod no se encuentran “cosas rockeras”.