Desmadre de fiestas ilegales en los puentes festivos de Madrid

Madrid
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Las limitaciones de movilidad, sumadas a las restricciones que imperan sobre el ocio nocturno, han empujado a muchos ciudadanos madrileños a convertir sus casas en improvisadas discotecas. Una de las fórmulas más repetidas de saltarse a la torera las órdenes sanitarias que llaman a evitar reuniones domiciliarias de más de seis personas por el Covid-19. Con el alcohol como hilo conductor de la mayoría y las molestias vecinales como un mal irremediable, la policía viene empleándose a fondo cada fin de semana por intentar poner coto a estos «desmadres».

El auge de este tipo de fiestas ilegales ha obligado a los Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a invertir más, e incluso doblar, esfuerzos para desmantelar las juergas nocturnas que siguen poniendo en riesgo la salud de todos. Encuentros de conocidos en los que no se respeta ninguna de las recomendaciones sanitarias, como las distancias de seguridad, y en las que, además, la mayoría de las veces casi nadie utiliza la mascarilla. Como ocurrió durante el pasado puente de la festividad de Todos los Santos, cuando la Policía Municipal abortó un total de 105 fiestas privadas en viviendas, 22 botellones y 16 establecimientos de ocio abiertos tras la hora de cierre.

Así, la Policía Nacional desmanteló, la pasada madrugada del viernes al sábado, una fiesta clandestina con 67 personas en un bar de la Cañada Real conocido como «La Rumana». La reunión multitudinaria fue descubierta por los agentes de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana a las cuatro de la mañana cuando patrullaban por la rotonda de acceso de la antigua vía pecuaria madrileña. Los policías detectaron que había una gran cantidad de personas en su interior, incumpliendo lo dispuesto en el Real Decreto que regula el estado de alarma y la normativa sanitaria.

Tras solicitar colaboración de agentes de la Unidad de Prevención y Reacción, desalojaron el establecimiento y tanto el responsable del local como las 67 personas que se encontraban en el interior fueron propuestas para sanción.

Detenidos en Usera

En la capital, escenario de muchas de estas intervenciones, la Policía Municipal de Madrid está llevando a cabo desde finales de julio labores preventivas para evitar los botellones, fiestas ilegales en domicilios y locales. Para ello se ha doblado el número de agentes de Policía Municipal, que no dan abasto. La pasada la medianoche, en la calle Julio Merino, en el madrileño distrito de Usera, agentes de la Policía Nacional tuvieron que intervenir en una pelea que se desató en el interior de un local que acogía una celebración. La fiesta se saldó con 14 personas detenidas tras la trifulca.

Además de estas actuaciones, el delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, destacó ayer las intervenciones de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para desmantelar fiestas ilegales, como hicieron anoche en los distritos de Carabanchel, Usera y Chamartín, donde impusieron más de 100 propuestas de sanción.

Los empresarios, representados por entidades como la Asociación Nacional de Empresarios de Ocio y Espectáculos «España de Noche», siguen defendiendo que sus negocios «no son focos de brotes ni de contagios» y que sus establecimientos –algunos reconvertidos en restaurantes para poder abrir– son mucho más seguros para celebrar encuentros y fiestas dentro de los cauces a los que obliga el control de la pandemia.

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