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El alcohol no se percibe como peligroso en nuestra cultura. Antes era frecuente que se les diera alcohol a los jóvenes y hoy está en todas nuestras fiestas. El consumo medio en España duplica la media mundial y un millón y medio de españoles tienen consumo de riesgo.
Muchos adolescentes españoles consumen alcohol en forma de «atracón» en los «botellones» del fin de semana. El 36% de los estudiantes de 14 años, y el 65% de los de 16, reconocen haberlo hecho en el último mes. Se bebe de forma compulsiva para conseguir «el puntito» cuanto antes. Este tipo de consumo produce déficits neurocognitivos, rendimiento académico deficiente y comportamientos sexuales de riesgo.
El alcohol se usa en la cultura juvenil como objetivo grupal. Se busca romper los límites, sentirse libre, realizado y rebelde. Las razones por las que los jóvenes dicen que usan el alcohol son varias: divertirse, superar la timidez, ligar, imitar una costumbre de sus amigos, olvidar problemas, demostrar que eres igual que los demás o por carecer de otras alternativas de ocio.
Afortunadamente, hay algunos motivos para la esperanza. Los datos muestran un ligero descenso en los adolescentes y, también, que los jóvenes mayores disminuyen su consumo del alcohol y lo incorporan a un consumo socializado de intercambio entre grupos de amigos, con un claro objetivo de intercambio personal.
Las familias tienen que ser conscientes de que esto está sucediendo en el entorno en el que se mueven sus hijos. Tienen que hablar del consumo de alcohol con sus hijos, y estar pendientes de posibles signos de alarma, como cambios de humor, descenso en el nivel académico o el excesivo cansancio.
Los padres deben hablar del consumo de alcohol con sus hijos es un contenido original de ABC.es
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