El nuevo destino de esta mítica discoteca de la Ruta del Bakalao de Valencia: será un centro de emergencias

La mítica discoteca de la Ruta del Bakalao NOD tiene un nuevo destino. El Ayuntamiento de Ribarroja del Turia (Valencia) la ha comprado para convertirla en un centro de emergencias. 

Este club, también conocido como Don Julio, fue muy famoso durante las décadas de los 80 y 90, años de máximo esplendor de la música electrónica en Valencia, especialmente por sus fiestas en el aparcamiento los domingos por la mañana. 

NOD cerró sus puertas en 1996, después del declive de este fenómeno que muchos conocen como Ruta Destroy. El edificio, sin embargo, no se demolió como sí ocurrió con otras de las discotecas más importantes. 

[Abre en Valencia lo nuevo de theBasement: el primer bar donde el protagonista es el sonido de calidad]

Volvió a abrir bajo el nombre de Jungle Club, donde se han celebrado fiestas esporádicas como los Fadrins, las fiestas organizadas por los jóvenes del municipio valenciano.

El buen estado en el que se ha conservado el club ha permitido que incluso se haya usado como set de rodaje de la serie «La Ruta» de Atresmedia Televisión en colaboración con Caballo Films. 

Dos millones

Ahora se convertirá en un área de seguridad y emergencias.El Ayuntamiento adquirió el establecimiento en mayo de 2023 por 469.795 euros, según fuentes municipales.

El objetivo es transformarla en un centro para la policía, protección civil y bomberos debido a su situación estratégica, muy cerca del parque natural del río Turia y en con buena comunicación con las urbanizaciones de este municipio que tiene más de 20.000 habitantes.

El coste, según estima el Ayuntamiento, estaría en unos 2 millones de euros.

Sin embargo, el proyecto está todavía en fase inicial. Se está trabajando en la redacción del mismo y se está negociando con el nuevo equipo de la Conselleria de Justicia e Interior la posibilidad de que se incluya también un retén de bomberos forestales, algo a lo que el anterior Ejecutivo valenciano se había comprometido.

«Cultura de parking»

En 1986, a las afueras de Ribarroja se abrió Bravatta, pero a los pocos años cerró y fue reabierta como Don Julio. En 1990 decidieron cambiarle el nombre a uno más comercial. Eliminaron el «Julio» e invirtieron el orden del «Don».

Se convirtió en NOD y fue una de las paradas obligadas para todos aquellos jóvenes que se desplazaban todos los fines de semana a Valencia para disfrutar de la Ruta del Bakalao.

Este fenómeno que supuso el nacimiento del clubbing en nuestro país consistía en un recorrido por las discotecas situadas en la carretera del Saler, de viernes a lunes. Tres días de fiesta non stop con la música «mákina» como protagonista. Se trata de un tipo de música electrónica proveniente de Alemania.

Miles de coches en las inmediaciones de la discoteca


Miles de coches en las inmediaciones de la discoteca

makineros.com

Así, miles de jóvenes de toda España comenzaban sus viernes en Spook. Los sábados eran famosas las fiestas en Chocolate, The Face, Puzzle y Barraca.

Sin embargo, la ruta se desviaba todos los domingos por la mañana hacia el oeste de la provincia, a la comarca de Camp de Túria, a la sala NOD, rodeada de naranjos y muy cerca del río Turia.

Aunque lo cierto es que el verdadero espectáculo se vivía fuera, en el parking. Quienes lo vivieron afirman que no cabía toda la gente que iba dentro y por ello, empezaron a trasladar las fiestas fuera, donde además de música, nunca faltó la paella de los domingos.

Cientos de coches ocupaban además la zona del Puente Viejo y del río, zona que actualmente está protegida como parque natural. 

La masificación y la mala prensa acabaron con este movimiento que algunos comparan con la Movida Madrileña. Entre 1992 y 1993, los medios empezaron a hacerse eco, poniendo el foco en el consumo de drogas y los accidentes de tráfico.

Además, a partir de esos años, los despliegues policiales aumentan y empieza a haber alarma social sobre este tipo de ocio nocturno. Tanto fue así que estas discotecas cerraron. Algunas, como Barraca o Spook volvieron a abrir aunque con un concepto muy diferente al de la década de los 80, cuando Valencia fue epicentro de la vanguardia.