No se nos permite pinchar en clubs pequeños y cerrados por ahora, pero vuelvo a cabina por primera vez este sábado en un lugar muy especial: Sa Terrassa.
Con este anuncio en sus perfiles sociales, Blanca Ross daba el pasado jueves 11 de junio el pistoletazo de salida a la ‘nueva normalidad’ del clubbing en España. Blanca Ross tiene 28 años de edad y es de Girona, aunque, por la proximidad con Barcelona, se la considera uno de los talentos más prometedores del underground de la capital catalana. Durante este confinamiento, se le ha visto muy activa en sus redes: trabajando en el estudio, emitiendo sets vía streaming (incluido uno para nuestro movimiento We Stay In en colaboración con Electrona) y manteniendo muy vivo el contacto con los fans de su música. Blanca Ross apuesta por un sonido ecléctico, que puede abarcar desde propuestas relajadas como el deep house hasta auténticas batallas de pista en forma de psy-trance. Ella misma nos reconoce que le costaba “imaginar música techno o trance sonando en la ‘nueva normalidad’, con gente sentada en mesas”. Sin embargo, una vez en Sa Terrassa -una terraza open-air en la ciudad de Tortosa, capital de las Terres de l’Ebre, al sur de Cataluña-, fue difícil contenerse.
Parece una pregunta sencilla, pero… ¿qué tal estás?
Pues la verdad es que bastante bien. He tenido días mejores y días peores, como todo el mundo, pero creo haber sabido adaptarme a la situación desde el principio de la cuarentena. Vivo sola y mi día a día ha sido más o menos el que era antes del confinamiento. Tengo el estudio en casa y soy una de esas workaholic, así que, sobre todo entre semana, he mantenido mi estilo de vida habitual. Cada vez me gusta menos hacer cosas y más estar en el estudio. Lo único que he echado de menos es pinchar ante el público y sentir su energía. Como todos, imagino.
Deena Abdelwahed reconocía hace unos días que ha sido incapaz de producir temas nuevos durante la cuarentena porque se le ha hecho imposible visualizar situaciones de club, algo indispensable para ella. ¿Qué tal has llevado tú eso?
He tenido suerte. Una semana antes del confinamiento, saqué una idea para un tema y eso es lo que me ha estado dando vida durante los últimos tres meses. El resultado es “Electrical Signals”, la tercera pista de mi nuevo EP, que saldrá, si todo va bien, a finales de verano. Más allá de eso, no he empezado ningún proyecto nuevo, sino que he perfilado algunos que tenía a medias. Por supuesto, ha habido días en los que no estaba tan creativa. Ahí aprovechaba para buscar y seleccionar música nueva para mis sets.
¿Algún descubrimiento a destacar?
Pues sí. Ha habido un sello que me ha cambiado bastante la perspectiva que tengo de la música electrónica, la verdad. Los que me conocen, saben de mi predilección por el psy-trance y el techno, pero son estilos que sólo pueden pincharse en horas punta. Me cuesta imaginarme situaciones adecuadas para ellos en la ‘nueva normalidad’. Por eso, decidí buscar propuestas más relajadas. Y di con IbogaTech, una ramificación del legendario Iboga Records. Está catalogado como melodic techno, pero a mí me suena a psy-trance ralentizado a 125 bpm, con sonidos muy psicodélicos.
Hablando de música para tus sets, has estado bastante activa en materia de streamings.
¡Sí! Grabé tres. El primero, en Electrona, evidentemente sin público (sesión que retransmitisteis vosotros). El segundo, desde la terraza de mi hermana, con vistas a Barcelona. Y el tercero, un set privado especial para un festival de trance llamado Shankra, en el que me gustaría actuar y al que espero ir en 2021. Fueron los primeros streamings de mi carrera, pero la verdad es que me sentí cómoda.
¿No imponen las cámaras?
Trabajé siete años en televisión, así que ni me acuerdo de que las tengo delante. (risas) La verdad es que me sumerjo totalmente en la música.
Cataluña y el resto de España se desconfinan. ¿Qué es lo primero que has hecho? ¿Te morías de ganas de hacer algo en concreto?
Si te soy sincera, hago prácticamente lo mismo. (risas) Bueno, en realidad, he salido a correr un poco, a jugar a pádel… He ido algún día a Barcelona por trabajo… Poco más. Si echo algo de menos, es viajar.
A nivel de bolos, este fin de semana pasado tuviste ya el primero. Fue en Sa Terrassa, en Tortosa, por aquel entonces ya en fase 3 de desescalada. ¿Qué viste? ¿Cómo te sentiste?
Vi unas ganas locas de sociabilizar, desconectar y bailar. Ya de por sí, en los pueblos y ciudades pequeñas hay mucha más conexión. Todo el mundo se conoce con todo el mundo y eso se nota en el club. Las mesas se extendían por la pista de baile y la gente empezó la noche sentada con las primeras copas. Pinché de 23h a 03h. Los directores del local me pidieron poner música no muy animada, así que empecé con un poco de deep house, pero, ya sabes, la cabra tira al monte y la cosa se fue animando. ¡Esos altavoces sonaban muy bien y me estuvieron tentando toda la noche! (risas)
¿No se te hizo raro tener al público sentado?
Al principio sí, pero enseguida ves como uno mueve el pie, luego otra se levanta y, al final, todo el mundo baila desde su mesa. No es broma: ha sido de los mejores bolos que he tenido en mucho tiempo. Una energía brutal.
¿Tiene sentido este nuevo concepto de clubbing?
Mira, recuerdo cuando me fui de tour por Asia. Me llamó muchísimo la atención que, en las pistas de los clubs donde pinché, había mesas por todas partes y sólo reservaban las primeras filas para el baile libre. La mayoría de la gente estaba en mesas, comiendo y bebiendo y separados unos de otros. Creo que nos va a tocar implementarlo. No queda otra. Hay que acostumbrarse y verlo como algo pasajero.
A eso iba: tal vez tiene sentido a corto plazo, pero no a largo.
Totalmente de acuerdo. Tenemos que verlo como una medida temporal. Por supuesto, a largo plazo, no es viable. Todos necesitamos el clubbing de antes.
Primavera Sound ha rehecho ya todo su cartel para 2021 y ha colgado el sold-out, mientras que muchos otros grandes festivales también tienen ya confirmadas sus fechas para el año que viene. ¿Tú crees que vamos a tener festivales de gran escala en 2021?
Me duele decir esto, pero me cuesta creerlo. Yo opino que sólo van a funcionar los locales más pequeños, en los que el público se sienta como en casa. Fiestas de petit comité, como suele decirse. Hasta que no haya una solución a la covid-19, ya sea una vacuna o un tratamiento fiable, organizar grandes eventos en macroclubs o macrofestivales no parece algo del todo viable. Me cuesta ser positiva en ese aspecto. A los clubs grandes les queda poco más que llenar la pista de mesas y botellas VIP para sacar rentabilidad al alto coste que supone el mero hecho de abrir puertas.
Lo malo de eso es que generaría una barrera económica que se aleja de los orígenes del clubbing.
Sí, efectivamente. Y sería una gran pena… y un error. Hay que encontrar la solución para que los clubs puedan abrir sin tener pérdidas, pero a su vez sin perjudicar al cliente final, que es el clubber.
Me resulta inevitable acordarme de la falta de ayudas públicas que tiene nuestro sector en este país, sobre todo si lo comparamos con algunos vecinos europeos.
Desde luego. Echamos de menos ayudas a los clubs, a todos los profesionales y a los propios artistas, la mayoría autónomos que pagamos barbaridades pese a no tener bolos. Es momento de reivindicarnos. Pero, insisto, sin olvidar también que es momento de flexibilizar y adaptarse.
¿Cuáles son tus planes?
He decidido trabajar a media jornada en algo que no tenga nada que ver con la industria del clubbing, la música electrónica o mi carrera en el mundo de los visuales. Paso demasiadas horas en el estudio. Me apetece desconectar, así que volveré a trabajar como monitora de pádel o tenis. El deporte me mantiene activa, fresca y de buen humor. Es una parte esencial de mí y creo que será una buena manera de mantenerme creativa.
¿Un mensaje para la industria?
(silencio) Las crisis son muy jodidas. Presiento que, en los próximos meses, sólo va a funcionar aquello que sea óptimo y esté muy bien cuidado y trabajado, diseñado para un público específico y fiel. Antes, quizás un proyecto no del todo trabajado podía tirar adelante con un poco de suerte. Ahora, eso va a ser imposible. Si quieres que te salga bien, tendrás que dar en el clavo.
¿Y un mensaje para lxs que te echan de menos en las pistas?
Yo también os echo mucho de menos, aunque suene a tópico. Yo no pincho para mí; pincho para la gente. Y sois vosotros, la gente, vuestra alegría, vuestra actitud, vuestra energía y vuestro feedback lo que me empuja cada día a querer dedicarme a la música. Nos encontraremos pronto de nuevo. Y ojalá muy pronto pueda publicar también mi álbum y así regalaros un pedacito de mí.
(Imagen de Portada: © blancaross.com)