20:40, suena una notificación de Whatsapp en el móvil de Claudia -nombre ficticio, prefiere permanecer en el anonimato-. Es el grupo de la discoteca en la que suele trabajar de forma habitual: “Necesito una chica para hoy: alta y delgada, por favor. ¿Quién disponible?”. 20:47: “Ya está cerrado, si alguna se quiere pasar y venir con amigas otro día que me escriba. Hay champán para todas”. Así organizan las discotecas españolas a las chicas imagen, en torno a grupos de Whatsapp en los que los administradores van comunicando día a día sus necesidades de trabajadoras.
Las chicas imagen funcionan como relaciones públicas dentro de las discotecas, tienen como objetivo, según Marta Fernández, chica de imagen habitual de las discotecas de Barcelona y Tarragona, “dar una buena imagen de la discoteca”. “Los dueños de las discotecas quieren que se asocie su local a un tipo de público, con un nivel adquisitivo concreto”, su cometido, al final es que los clientes digan “aquí vienen chicas y este tipo de chicas”, relata Fernández a EL ESPAÑOL.
Marta tampoco niega la realidad: “Nosotras sí que, a determinada hora, tres-cuatro de la mañana, nos pasamos por las mesas para ver si los clientes necesitan algo, lo que sea, generalmente es alcohol, eso es una realidad”, confirma. Aunque matiza: «No tenemos ninguna obligación de hacer gastar a los clientes”. Raquel -otra chica que usa también un nombre ficticio- es más directa: “Nosotras le costamos dinero a la discoteca, tenemos que facturar, y la forma de hacerlo es haciendo gastar dinero a los clientes”, afirma.
Marta Fernández trabajando de chica imagen.
Las chicas imagen suelen mantener un perfil parecido aunque “hay de todo”, matizan todas las chicas que prestan su testimonio a EL ESPAÑOL. “Generalmente son mujeres altas, delgadas, pijas o que lo parezcan, pelo largo”, comenta Marta, a lo que añade: “Suelen buscar perfiles, digamos, muy femeninos”. Las mujeres reciben pautas de vestimenta: “Nunca pantalones”, comenta Claudia, “ni se me ocurre”, dice entre risas.
“Nos suelen pedir elegancia. La elegancia del mundo de la noche. No puedes ir como si fueras a una boda”, apunta Marta. Tacones, vestido, falda o top es el uniforme habitual de estas chicas y “alguna vez te dejan llevar botas, pero depende también de la discoteca”. “Por ejemplo, este fin de semana voy a una fiesta y nos han dicho que hay que ir con vestido negro, pues vas de negro”, termina por añadir Marta.
Imagen de archivo de una discoteca.
Entre 50 y 60 euros la noche
Las chicas imagen trabajan habitualmente entre las 23.30 y las 06.00. Por seis horas y media de trabajo suelen cobrar entre 50 y 60 euros, “dependendiendo de la discoteca, la fiesta y la fecha”, reconoce Marta. Según ella, “no se cobra lo mismo en Nochevieja que un viernes cualquiera”.
El método de pago suele ser en efectivo, es decir, en negro: “Cuando termina la fiesta vas al despacho y te pagan, a veces te hacen una transferencia o un bizum, pero lo más habitual es en efectivo”, cuenta Fernández, que lleva, aproximadamente, año y medio dedicándose a esto.
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Sin embargo, desde la patronal niegan que se produzcan este tipo de relaciones laborales fraudulentas, entre otras cosas porque, según los empresarios, las chicas imagen “no existen en la gran mayoría de las discotecas madrileñas” afirma a EL ESPAÑOL Vicente Pizcueta, portavoz de España de Noche y Noche Madrid. No obstante, Clara, chica de imagen y habitual en la noche madrileña, lo desmiente: “Las chicas de imagen existen. Es una realidad que no podemos negar”, confirma.
La gran mayoría de las chicas imagen empiezan a trabajar por amigos de amigos o por conocidos. “Funciona un poco por el boca a boca”. Las discotecas suelen buscar chicas con un perfil físico pero también con seguidores en instagram: “No creo que sea determinante, pero sí es importante”, reconoce Fernández. «En alguna ocasión me han pedido el curriculum, valoran positivamente haber trabajado de cara al público o como modelo».
Fiesta en la discoteca de lujo Toy Room.
Toy Room
Chicas de imagen o ‘hostess’
Las chicas imagen pueden cobrar o no, “depende de la discoteca”, apunta Marta. Hay discotecas que consideran el pago hecho cuando las chicas no tienen que abonar la entrada, están en la zona VIP y son invitadas por los clientes a alcohol gratis. Por otro lado, a pesar de contar con esas ventajas, otras discotecas deciden remunerar a parte.
La figura de las chicas de imagen ha sido, en muchas ocasiones, sexualizada. Por eso, desde la patronal del ocio nocturno argumentan que “igual que de las gogós se pasó a las chicas de imagen o las relaciones públicas, la figura ha evolucionado a las ‘hostess’”, comenta Pizcueta.
Marta Fernández trabaja como chica imagen.
Las ‘hostess’ son chicas o chicos -aunque menos habitual- que acompañan a los clientes -la gran mayoría de las veces hombres- a las zona VIP: «Les acomodamos en el reservado, les preguntamos si necesitan algo…», cuenta Raquel a EL ESPAÑOL, que empezó como chica de imagen y ha ascendido a este nuevo puesto de reciente creación. Raquel lleva años trabajando en la noche alicantina e insiste en que “lo más importante es ser simpática y agradable. «Es lo primero que le digo a mis chicas», añade.
Una vez la hostess ha acomodado a los clientes, si los hombres preguntan por las chicas, Raquel presenta a ambas partes: «Las chicas tienen su propio reservado por si los clientes no quieren estar con ellas», completa. Las ‘hostess’ cobran «algo más que las chicas de imagen», sostiene, por su parte, Marta Fernández, que en alguna ocasión ha trabajado en este puesto. En ese rol puede llegar a embolsarse, aproximadamente, entre 100-120 euros por noche, «siempre en negro, nunca he firmado un contrato», sentencia Marta.
Una fiesta en la discoteca Pacha de Ibiza
Europa Press
«Se piensan que somos objetos»
Marta Fernández vive en Tarragona, estudia Derecho y reconoce que estos trabajos son una muy buena forma de compatibilizar los estudios y el trabajo: «Me permite trabajar cuando tengo tiempo. Si tengo exámenes no trabajo y ya está«, «si no voy yo, va otra: nunca se quedan sin chicas», confirma. El hecho de no tener contrato asegura que le «permite tener una flexibilidad» que agradece, completa.
Para Marta, entre Barcelona y Tarragona y para Clara, en Madrid, la noche, no es «el mejor mundo posible». Pero les permite sacar dinero fácil, aunque ambas descartan dedicarse a esto a largo plazo: «Es temporal», dicen.
Gente bailando en una discoteca.
Pixabay
Clara ha vivido «episodios muy heavys»: La invitaron a una fiesta privada,»“me dijeron que o me metía en el jacuzzi en los próximos cinco minutos o que me fuera«. Ella se marchó sin pensarlo. «Muchos tíos creen que somos putas y no. Lo quiero dejar muy claro, hay una gran diferencia entre ser chica imagen y prostituta«, afirma tajante Marta. «Nos sexualizan muchísimo», sostiene.
Como consecuencia de esta «sexualización», Marta recuerda que en alguna vez ha vivido momentos «algo tensos» y reconoce que «llegan a ser desagradables». En muchas ocasiones, los clientes «se pasan y hay que echarles. Se piensan que somos objetos». Lo positivo, admite Marta, es que «desde el minuto uno que entras en la discoteca, el personal de seguridad te dice que a la mínima que se pasen que les avisemos«. Según apunta, «no se nos cuestiona lo más mínimo, si llamo a seguridad, esa persona se va fuera, no tienen miramientos en ese aspecto».
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