La Alameda de Hércules es uno de los sitios más emblemáticos de Sevilla. Sus 480 metros de largo están llenos de vida, plagados de bares, restaurantes, pubs y discotecas, así como comercios y edificios ilustres que merece la pena visitar. Nació en el siglo XVI, cuando el conde de Barajas hizo drenar el terreno, en aquel entonces cauce del Guadalquivir, y convertirlo en un jardín. Dos siglos más tarde, sufrió una reforma que se caracterizó por la plantación masiva de álamos, lo que le dio su nombre actual y lo convirtió en lugar de paseo para los miembros de la alta sociedad. A continuación, os ofrecemos una guía para recorrer la Alameda de Hércules a través de su historia, pero también de los sabores de sus bares y de la música de sus clubes. Estas son las cosas que puedes hacer:
En su extremo sur, la Alameda de Hércules está rematada por dos columnas de origen romano, traídas de las ruinas de un antiguo templo que existió en la actual calle Mármoles; sobre ellas se yerguen sendas esculturas creadas en el siglo XVI por Diego de Pesquera: una representa al emperador romano Julio César y otra al dios Hércules. Ambos personajes son una alegoría de la monarquía española representada por Carlos I y Felipe II.
Como contrapunto, al norte, hay otras dos columnas que, a diferencia de las anteriores, datan del siglo XVIII y son obra de Cayetano de Acosta, cuando el Neoclasicismo (que trataba de imitar el arte griego y romano mientras que rechazaba la opulencia del barroco) llegó a su punto álgido. Ambas están coronadas por leones, uno porta el escudo de España y otro el de Sevilla.
Pero la Alameda de Hércules no es sólo un sitio perfecto para los amantes de la historia, sino también de la música. A principios del siglo XX se convirtió en un barrio popular, cuna de cantaores, bailaores, incluso, toreros; se llenó de cabaret, salas de fiestas, bodegas y locales de cante. Fue el lugar en que muchas de las leyendas del flamenco se impregnaron del arte y saber hacer que luego exportaron al resto de España y del mundo. En honor y recuerdo a aquella época dorada, hay un monumento dedicado a Manolo Caracol y otro a la Niña de los Peines. Además, cambiando el cante por el toreo, dos mundos que muchas veces se funden en uno solo, se puede encontrar una tercera escultura, esta vez dedicada al torero Manuel Jiménez Moreno ‘Chicuelo’.
La Alameda de Hércules esconde además una joya de la arquitectura: la Casa de las Sirenas, en el número 30. En el siglo XIX, el Marqués de Esquivel encargó su construcción al arquitecto Joaquín Fernández Ayarragaray. Su exterior es idéntico al de un palacete francés; sin embargo, en su interior, guarda la esencia sevillana: todas las dependencias están distribuidas en torno a un patio que les otorga luz natural. En la actualidad es un centro cívico en el que se organizan exposiciones, conferencias y talleres. En concreto, este mes de mayo hay preparadas cuatro muestras: la ‘Exposición de Títeres de la Compañía Caracartón’, ‘La Casa de las Sirenas. Su historia en fotos y recuerdos inéditos’, ‘Bordado’ y ‘Figuraciones’. Para más información, puedes consultar su página web.
Los segundos domingos de cada mes, excepto los de julio y agosto, cuando el calor aprieta, la Alameda de Hércules se convierte en un mercadillo solidario, cuyos beneficios van destinados a la Asociación Andaluza de Epilepsia (APICE). En él, los visitantes encontrarán alrededor de 70 expositores con una gran variedad de productos de moda, artesanía y complementos de todo tipo y para todos los gustos, además de zonas gourmet.
Muy cerca, en la calle Feria, se celebra cada jueves otro mercado, cuyas primeras referencias históricas datan del siglo XIII. Aquí es posible encontrar piezas de coleccionista, antigüedades y objetos realmente curiosos.
Ir a comer o a cenar
Pero, si por algo se caracteriza la Alameda de Hércules, es por su oferta gastronómica. Entre sus muchos bares y restaurantes, destaca por su popularidad ‘Las Columnas’, en el número 19: su plato estrella es el montadito de pringá. Un poco antes, en el número 7, está ‘Karpanta’, que, aunque muy famoso por sus pizzas y hamburguesas, también tiene en su carta platos tan originales como los bastoncitos de brie con salsa de arándanos y las trompetas de langostinos con salsa alioli. Y, justo entre ambos locales, en el número 11, en la planta baja del hotel The Corner House, está la ‘Tapería El Disparate’, que ofrece una cocina mediterránea y fresca con toques alegres con platos como el pollo Takitori o el sándwich club andalusí.
En la misma zona, en el número 10 de la calle Calatrava, se ubica el también muy conocido ‘Duo Tapas’, que destaca con tapas como el risotto o la carrillada. También fuera de la Alameda pero en sus inmediaciones se encuentra -en el número 68 de la calle Amor de Dios- el restaurante ‘Matsuri’, perfecto para los amantes de la comida japonesa. Por último, los que se decanten por la gastronomía italiana encontrarán en el número 37 de la calle Feria la pizzería ‘Amoru Gastro’, que tiene entre sus platos una pizza de masa de negra muy original y recomendable, además de postres clásicos como el tiramisú o el cannolo siciliano.
Hacer actividades muy variopintas
Los amantes del dulce que se adentren en la Alameda de Hércules también están de suerte. Rodeado de una decoración muy ‘vintage’, en la ‘Señora Pop’, en el número 55 de la calle Amor de Dios, se puede tomar desde un batido helado hasta un gofre o unas tortitas y asistir a espectáculos como las famosas ‘Noches de Repálagos’, jornadas de micro abierto o actuaciones musicales. Otro sitio muy popular por sus ‘brunch’, sus cocteles y sus meriendas es ‘Checkpoint Arcade Bar’, en el número 49 de la calle Feria. Allí, se puede jugar a juegos de mesa o a máquinas de arcade, asistir a intercambios de idiomas, participar en un trivial multitudinario y hacerte con el premio (una consumición gratis) o, incluso, ir a unas citas rápidas.
Salir de fiesta
No podemos terminar sin destacar la importancia que adquiere la Alameda de Hércules en la noche sevillana. Bares como ‘Plan B’, ‘Dilema’, ‘Café Tarifa’, ‘El Barón Rampante’ o ‘El Bosque Animado’ son perfectos para empezar una noche de copas. Y, luego, para ir a bailar recomendamos la mítica ‘Fun Club’, donde se pueden escuchar éxitos de las décadas de los 80 y 90, la música rock se entremezcla con estilos más suaves como el pop y se hacen conciertos en vivo.